Gabriel Franch-Costeles toma una cabeza de ajo cultivada de manera orgánica y la deja caer dentro de su bolsa de compras. Maniobra su andadera bajo la sombra del toldo del puesto de granja y elije una calabacita madura, pepinos, una col caraflex en forma de cono y un montón de col rizada roja.
Elije una bolsa de frijoles lengua de dragón recién cosechados y la sostiene.
"Estos no los reconozco", dice en español.
La voluntaria de la granja Zenger, Fanny Rodríguez, lo mira y sonríe. "Son frijoles mágicos".
Franch-Costeles ríe y coloca los frijoles dentro de su bolsa. Lo siguiente es un tallo de hinojo.
"Mi esposa conoce esto", señala. "Es muy bueno".
"Puede llevarse tres", dice Rodríguez.
"Oh, estupendo. Bien", dice él.
Franch-Costeles es uno de los 30 participantes de un programa piloto, apoyado por el Programa de Colaboración Comunitaria (Community Partnership Program) del Instituto Oncológico Knight para proporcionar productos cultivados localmente a clientes del Centro de Salud de Mid County (Mid County Health Center). Es una estrategia para combatir las enfermedades crónicas entre las personas que tienen acceso limitado a alimentos sanos y frescos debido a la ubicación geográfica o los ingresos.
Como muchos de los clientes, él vive cerca de la clínica.
"El doctor me dijo que coma más verduras", dice Franch-Costeles, quien sufrió de una lesión de espalda hace cinco años y le cuesta trabajo moverse. El viaje semanal al puesto de granja instalado cada martes en el estacionamiento de Mid-County lo ayuda a controlar su peso, dice él mientras se da palmaditas en el estómago.
"Ahora estoy comiendo más verduras, gracias a esto", afirma, señalando la mesa repleta de verduras.
La asociación entre Mid County y la granja Zenger comenzó en el invierno de 2014.
Un grupo de empleados del Departamento de Salud del Condado de Multnomah quería incrementar el acceso de los clientes a frutas y verduras en Mid County, una clínica que sirve a una de las comunidades más diversas en el estado y que también funciona como la clínica de salud del estado para refugiados.
"Este es un centro de salud internacional y la comida es un asunto importante", afirma el trabajador comunitario de salud, Julio Maldonado, un miembro del grupo. "Quiero que la comunidad vea a nuestra clínica como una ventaja, como un miembro de la comunidad, en donde pueden venir a tomar clases de Zumba, obtener verduras, ver a su proveedor o unirse a un grupo de apoyo para la diabetes".
A Sylvia Ness, la coordinadora de promoción de la salud para las clínicas del Condado de Multnomah, le encantó la idea.
“Escucho frecuentemente en la clínica que les aconsejamos a las personas que coman de forma sana, pero no tienen acceso a alimentos sanos", dice. "Los aconsejamos, pero, ¿luego qué?"
Ness sugirió que consideraran asociarse con una granja para ofrecer productos frescos a los clientes en la clínica.
La Agricultura con Apoyo Comunitario (Community Supported Agriculture), comúnmente conocida como CSA, por sus siglas en inglés, se refiere a la parte de los productos que un residente recibe cuando apoya a una granja individual.
A menudo una persona le paga a la granja una cantidad total considerable en la primavera, y a cambio recibe entre 20 y 30 semanas de productos. Esto hace que el modelo sea inaccesible para muchas familias trabajadoras, quienes no pueden invertir por adelantado.
"El modelo CSA ha tendido a servir a aquellos que se encuentran en una mejor situación", dice Bryan Allan, un abogado defensor convertido en granjero para la granja Zenger. "Así que estamos emocionados de traerlo a aquellos que no podrían participar de otro modo".
En lugar de tener que pagar una gran cantidad por adelantado, los miembros de la CSA de Mid County pagan cada semana en función de su nivel de ingresos, desde $5 hasta $20. La granja también acepta beneficios públicos, tales como el Programa de Asistencia para Nutrición Suplementaria (Supplemental Nutrition Assistance Program o SNAP) en lugar de efectivo.
"Todos pagan, así que en verdad es una agricultura apoyada por la comunidad", dice Allan. "Están invirtiendo en las verduras que están recibiendo".
La granja Zenger en el sureste de Portland opera como un organismo sin fines de lucro con un reducido personal que ayuda en todo y un equipo de voluntarios. La mitad de todas las porciones que distribuye cada año es para los destinatarios del SNAP. Y, en los últimos cuatro años, el personal ha capacitado a otros 500 granjeros por todo el condado en cómo aceptar los beneficios públicos a cambio de producto.
"Una gran parte de lo que hacemos es otorgar acceso a los alimentos, específicamente en el Este de Portland; es un desierto de comida y es la parte más olvidada de Portland", dice Laleña Dolby, la directora de comunicaciones de la granja, además de hacer todo lo demás. "Tan solo vamos a estar tan bien alimentados como aquellos que carecen de alimentación".
La granja Zenger obtiene subvenciones estatales y federales para compensar el costo de proporcionar productos libres de pesticidas a un precio accesible. Es una inversión rentable para el gobierno. Después de todo, comer alimentos sanos reduce una multitud de problemas de salud, como la diabetes y enfermedades cardíacas.


Cuando Zenger se asoció con el Centro de Salud de Mid County, el organismo sin fines de lucro buscaba financiación por parte del Departamento de Agricultura de Oregon. Mid County buscó la ayuda del Instituto Oncológico Knight.
Katie Hennis, directora del Programa de Colaboración Comunitaria (Community Partnership Program) del Instituto Oncológico Knight, dice que apoyaron el programa piloto con una subvención de $25,000 porque las frutas y verduras son clave en la prevención del cáncer, y porque el programa de Mid County podría servir como modelo.
Ella señala: "Este proyecto es un gran ejemplo de uno que podría evolucionar, crecer y ayudar a otros condados a lo largo de Oregon y a nivel nacional, así que el impacto va más allá de Mid County".
El programa piloto también proporciona acceso a los miembros de la CSA a clases de cocina a través del Banco de Comida de Oregon. Y después de la temporada, el Instituto para Soluciones Sostenibles (Institute for Sustainable Solutions) de la Universidad Portland State evaluará qué tan bien el programa piloto cumplió con sus metas.
Julio Maldonado trabajó como médico en Honduras antes de mudarse (por amor) a Oregon, donde obtuvo un título de Maestría en Salud Pública. Pero le resta importancia a cualquier prestigio que viene con los títulos.
Como trabajador comunitario de salud en Mid County, él se detiene de forma rutinaria en el comunitario de la clínica y llena una canasta con lo que sea que esté creciendo.
Luego camina por los pasillos y las salas de espera de la clínica, repartiendo la cosecha. El año pasado entregó más de 150 libras de verduras.
Al principio las personas dudaban, dice él, ya fuera porque pensaban que iban a tener que pagar, o porque pensaban que Maldonado era raro.
"Ahora solo tengo que abrir la puerta para que mi canasta quede vacía en menos de 3 minutos", comenta. "Personas de todas partes, dicen: 'oiga, tráigame un poco de menta para mi té', o 'quiero cebollas'. O tal vez 'quiero tomates cherry o chícharos dulces'. Se los empiezan a comer enseguida. Veo personas que entran a su cita, comiendo de sus bolsas de plástico".
Maldonado utiliza estos intercambios para convencer a los clientes sobre la CSA. Reclutó la ayuda del miembro del personal dental de Mid County, Sulma Flores.
"Empecé a hablar con nuestros pacientes dentales y estuvieron realmente sorprendidos de que un programa así existiera", dijo Flores. "Tenemos muchos clientes inmigrantes; las personas están trabajando y solo están tratando de encontrar la forma de sobrevivir. Se siente como si fuera un lujo hablar sobre nutrición y bienestar".
En su tiempo libre, Flores entrena un grupo de corredoras para niñas en el vecindario, y la necesidad es impactante.
"El desayuno pueden ser Cheetos", ella comenta. "Vienen al entrenamiento cansadas y hambrientas. Les pregunto qué comieron y ellas dicen 'nada', o 'pizza', o algo así".
Flores no solo abordó a los clientes sobre la CSA. También se unió, junto con otros cuatro miembros del personal.
"Amo la col rizada y las espinacas, pero nunca compraría lechuga", dice ella. "Pero me ha encantado la lechuga en todas nuestras bolsas de la CSA. Es tan fresca y crujiente".
En una tarde reciente de martes, Rosa Hernández entró al estacionamiento.
Ha sido paciente de Mid County durante 14 años. La última ocasión que visitó al dentista, Flores mencionó la CSA.
"Ahora estamos comiendo muchas más verduras", ella comenta, entrecerrando los ojos para protegerse del sol brillante de las 5 de la tarde. "Hago ensaladas con lechuga. Utilizo las calabacitas en sopas. Utilizo la col para el pozole".
Poco después de que Hernández se va, Jan Keller, cliente de Mid County y accionista de la CSA, llega de visita. Platica con el personal de la granja y de la clínica, a los que ahora parece considerar como amigos.
"Como una persona pobre, no puedo comprar verduras en las tiendas y probar nuevas verduras", ella comenta. "Fue la primera vez que comí habas y estoy enamorada. Ahora estoy cultivando las habas en mi jardín".